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“La sombra de Poe” de Matthew Pearl

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Una antigua creencia, ya transformada en mito, señala que la genialidad se presenta asociada de manera casi inevitable a la locura. Muchos destacados creadores, de las más diversas disciplinas, a su innegable talento suelen acompañar comportamientos excéntricos, que a veces están en el límite del desvarío.

La lista de famosos intelectuales que cruzaron la línea de la cordura es extensa. Sin mayor esfuerzo desfilan por el recuerdo gigantes de la talla del compositor Robert Schumann, la escultora Camille Claudel, los pintores Francisco de Goya y Vicent Van Gogh. y también escritores como Guy de Maupassant y Ernest Hemingway. Son tantos que una relación completa se haría interminable.

Aunque estudios científicos han demostrado que existe cierta correlación entre el talento extremo y algunos trastornos neurológicos o psiquiátricos, aún continua siendo un tema de encendidos debates si estas conductas, que sobrepasan el límite de la normalidad, son una condición necesaria para acceder al territorio de la genialidad. Ya antiguas culturas creían que los artistas eran un instrumento de los dioses, y el favor de las musas exigía un pesado tributo a los elegidos.

Hay quienes opinan que es inevitable que las personas dotadas del don de la creación, posean características emocionales especiales. Sólo gracias a su desarrollada sensibilidad pueden dar un paso más allá de lo establecido, y tienen la fortaleza para derribar paradigmas e imponer nuevas formas de pensar y sentir.

Pesadillas

Todo este preámbulo esta relacionado con el libro “La sombra de Poe” de Matthew Pearl. Se trata de una novela histórica que recrea la etapa final de la vida de Edgar Allan Poe (1809-1849), a quien se considera el creador del cuento de terror psicológico y que dio nuevos bríos al género policial y a la literatura fantástica. Pero que, por sobre todo, se le evoca por su vida trágica, marcada por la depresión y la melancolía.

Nuestro escritor nació en el seno de una familia de cómicos ambulantes. Siendo aún un niño pierde a sus padres y es puesto al cuidado de familiares. Esta situación fue tan determinante en el desarrollo emocional del pequeño, que uno de sus biógrafos llegó a decir: “la muerte de sus seres queridos ensombreció pronto su corazón; soportó privaciones y humillaciones que habrían de ser más dolorosas para quien poseía una muy susceptible altivez de carácter”.

Después de una adolescencia difícil, plagada de malentendidos con su mentor, cumple un sueño largamente acariciado: logra publicar un volumen de poesías. Aunque se siente cómodo con la lírica, circunstancias económicas lo obligan a explorar otros géneros y comienza a escribir cuentos, obras muy cotizadas por las revistas literarias de la época.

De su pluma surgen piezas inmortales, como “El gato negro”, “La caída de la casa Usher” y “El escarabajo de oro”. Es notable que a pesar del tiempo transcurrido sus relatos no han perdido vigencia y siguen cautivando a un público devoto que valora la forma como transformó al miedo, al terror, a la noche y a la oscuridad en elementos protagónicos, de historias que son capaces de proyectar las peores pesadillas humanas.

Su vida tuvo períodos de normalidad, pero algunas tragedias familiares como la muerte de su joven esposa y frecuentes problemas económicos provocaban el retorno de cuadros depresivos, cuyas primeras manifestaciones se remontan ya a la niñez. Una salud mental debilitada, unido a un alcoholismo descontrolado, transformaron su existencia en un tobogán que se precipitaba entre la razón y la locura.

En septiembre de 1849 decide casarse por segunda vez y celebra el acontecimiento. Pero inexplicablemente a los pocos días es encontrado semiconsciente y en condiciones físicas deplorables, según el diagnóstico médico afectado de delirium tremens. Aunque es hospitalizado, un cuadro febril incontrolable lo sume en profundas alucinaciones y fallece cuatro días después. Sus últimas palabras fueron “…que Dios ayude a mi pobre alma”.

Las circunstancias de su muerte han sido, por mucho tiempo, un profundo misterio. ¿Se trató simplemente, del triste e inevitable final de un alcohólico consuetudinario? O como en el argumento de muchos de sus cuentos, hay oculto un enigma. Es aquí donde interviene Matthew Pearl quien, intenta una explicación desconocida, pero a la vez verosímil, a su prematura muerte. Como es esperable en una novela, en la teoría expuesta hay mucho de especulación, pero el autor trata de ceñirse a los acontecimientos históricos de la forma más fidedigna posible.

Hay que destacar que el relato no se refiere sólo a los últimos días del escritor, y que la recreación histórica lograda es notable permitiéndonos acceder a detalles desconocidos de su vida y época. También seremos testigos de cómo la presencia de un espíritu especialmente sensible, unido al abuso del alcohol y estupefacientes, puede dar lugar a una personalidad atormentada.

El libro de Matthew Pearl, nos permitirá también reflexionar sobre el difuso límite que separa a la razón de la demencia. Edgar Allan Poe reconocía sus alteraciones mentales, pero también tenía conciencia de lo especial de su talento. Esta dicotomía lo llevó a decir “la ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es, o no es, lo más sublime de la inteligencia”.

Título: La Sombre de Poe
Autor: Matthew Pearl
Editorial: Seix Barral (2006)

FUENTE:http://www.tauzero.org/2009/01/la-sombra-de-poe-de-matthew-pearl/

"La Sociedad de la Ignorancia y otros ensayos"

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Por:
Juan José de Haro /http://juanjo.posterous.com/comentario-a-la-sociedad-de-la-ignorancia-y-o

Acabo de leer el opúsculo: La sociedad de la Ignorancia y otros ensayos. Escrito por Antoni Brey, Daniel Inneraty y Gonzçal Mayos, postulan que la pretendida sociedad del conocimiento no es en realidad más que una sociedad de la ignorancia. El libro ayuda a la reflexión profunda sobre el conocimiento, así como a ser conscientes de nuestra relación entre la sociedad y el conocimiento. Es una obra que recomiendo encarecidamente para reflexionar sobre la sociedad del conocimiento.

Es indudable que las ideas contenidas en el opúsculo requieren de reflexiones mucho más amplias y profundas que las que voy a realizar, pero hay algunas de ellas que me han asaltado la mente nada más leerlas y sobre ellas voy a decir unas pocas cosas.

El libro en general deja un regusto apocalíptico y amargo a quien lo lee. Según sus autores la cultura se está perdiendo, cada vez hay más expertos y "masa" en detrimento del auténtico conocimiento que implica tener una visión amplia del mundo que nos rodea, lo que permite conocerlo en profundidad. El exceso de información de la sociedad en red crea la imposibilidad de estar al día en cualquier disciplina y sólo los expertos pueden saber algo de un campo que es tan especializado que el efecto es del de mantenerlos al margen del resto de la sociedad.

Esta visión me parece demasiado subjetiva y parece la impresión que obtiene uno que se acerca desde el mundo anterior a la Segunda Edad Contemporánea (como llaman, creo que muy acertadamente, a la era que se está gestando) a esta nueva época de la información y el conocimiento.
Es la idea que tendría alguien que se aproxima a las nuevas formas de comunicación desde un mundo donde todo estaba escrito y catalogado en los libros y en determinadas personas de vasta cultura y saber enciclopédico, auténticas autoridades del saber. Las fuentes de información actuales, casi infinitas, producen una angustia en la persona debido a la imposibilidad de abarcarlo todo. Esta angustia lleva a la nostalgia de los tiempos donde todo lo que se sabía estaba claro, bastaba con consultar unas pocas fuentes autorizadas y se sabía con exactitud el conocimiento que existía sobre aquello que interesaba. Ahora es incluso difícil saber el estado del conocimiento de determinadas áreas debido a que cambian con tal rapidez que los conocimientos adquiridos por un medio pueden haber quedado obsoletos por otro.

Ante estos hechos, que se dan por supuesto que son una consecuencia del mundo que hemos creado de forma involuntaria los seres humanos, el libro transmite la idea de que es algo negativo que nos lleva cada vez más a una ignorancia, desconocimiento e incultura (cada una de las 3 partes de las que consta el libro). Quizás los autores no se han parado a pensar lo suficiente en que el problema no es el de la sobreinformación actual, sino más bien el anterior, el tipo de conocimiento que existía hace 25 años. Donde se tenía una falsa ilusión del auténtico conocimiento y sabiduría que no era más que un profundo desconocimiento de la realidad.

La pretendida ignorancia puede ser un falso efecto debido al crecimiento exponencial de la información, ya que su volumen exagerado hace que la relación Volumen de información / Volumen de conocimiento tienda a infinito, lo que puede hacer parecer que el conocimiento está disminuyendo. Pero es sólo una impresión relativa, debido a la acumulación de información, lo que hace que cuando se compara la cultura al estilo antiguo (de carácter enciclopédico y multidisciplinar) ésta parece insignificante con respecto a lo que se tendría que haber asimilado hoy en día para ser equiparable.

Pero, el hecho de que el conocimiento sea con respecto a la información mucho más pequeño que en tiempos anteriores, ¿significa que caminamos hacia una cultura de la ignorancia? Quizás hablando en términos academicistas sea así, pero no en términos reales. El número de personas que actualmente tienen una cultura igual o más amplia que hace 100 años probablemente sea mucho mayor hoy que entonces. Lógicamente antes esta cultura abarcaba una gran parte del conocimiento del momento, dando la falsa ilusión de tener una visión general del mundo que les rodeaba. Pero la situación actual es mucho más realista que la de antaño, aunque el número de las personas que realmente saben sea mayor que antes, la impresión es que prácticamente no existen, debido al inmenso volumen de información que se dispone hoy en día.

La cantidad de información del universo no cambia a lo largo del tiempo. Este hecho tan simple es el que nos permite comprender mejor que la situación de la cultura en tiempos anteriores era totalmente irreal, y donde lo que sucede es que los límites del conocimiento humano se amplían hasta el punto de que el hombre se hace consciente de sus auténticas limitaciones cognitivas y de su propia pequeñez.

Podríamos definir el grado de conocimiento que tiene una una persona como la información que ha sido asimilada por un ser humano en particular dividida por la cantidad información existente en el universo:
Cantidad de conocimiento individual = Volumen de información asimilada / Volumen de información total
Esta división dará como resultado 1 cuando se está en posesión y se comprenda absolutamente todo lo que encierra nuestro universo (situación ideal, reservada únicamente a la deidad suprema) y dará como resultado 0 cuando no se conozca absolutamente nada.

El problema está en que la segunda cantidad se ha ido incrementando a lo largo del tiempo, no porque sea una cantidad variable (hemos dicho que la cantidad de información total existente es invariable) sino porque el hombre está ampliando sus límites de conocimiento y cada vez tiene una percepción más real de la auténtica naturaleza del mundo que nos rodea. Esto crea el efecto de que la cantidad de conocimiento está aparentemente disminuyendo, cuando no es así. En realidad la cantidad de información asimilada y comprendida por las personas también crece, pero a un ritmo muy inferior a la ampliación de los límites del conocimiento. Hace 500 años el mundo conocido en Europa era mucho más restringido de lo que lo fue tras el descubrimiento de América y se tenía la falsa impresión de que había mucho menos que explorar que lo que la realidad exigía. Algo parecido sucede con el conocimiento. Los horizontes se amplían a medida que pasa el tiempo y el hombre se siente cada vez más insignificante en relación al todo.

La visión nostálgica y negativa de la cultura, la sabiduría y el conocimiento no conduce a ningún lado. Es necesario conocer las características del conocimiento actual (mucho más rico, amplio y variado que antaño) para evitar caer en el derrotismo y saber reconducir la educación ante las nuevas necesidades.

La teoría de la Justicia Revolucionaria

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La teoría de la Justicia Revolucionaria tiene un sentido claro: justicia social. ¿Cómo se reconoce a un revolucionario? A través de su actuación justa, leal, solidaria; hay muchos revolucionarios vestidos de consignas, pero muy pocos con las consignas tatuadas en el alma. A muchos les importa las palabras del comandante, siempre y cuando ataquen a competidores e intereses de los oligarcas; pero a muy pocos, y me incluyo, nos importa las palabras del comandante para unir piezas y construir, de poquito a poquito, un sueño de sociedad fraternal, autogestionaria, en el que lo principal sea el ser humano como única entidad que transciende en la historia. Esos muchos ayudan a mantener el proceso, es cierto, pero no apuestan a un proyecto sustentable; y los pocos, son la columna vertebral de la ética y moral revolucionaria, y son los llamados a edificar una cultura de masas en la cual la justicia revolucionaria se imponga y se alcance un proyecto que perdure en el tiempo y sea perfectible.

La justicia se distingue por estar condicionada por la virtud, en expresión de Aristóteles. La justicia conmutativa, nombre que los Escolásticos dan a la justicia «correctiva» de Aristóteles, regula el intercambio de bienes entre particulares y de un modo especial el respeto a los bienes privados de cada uno.

La denominada justicia distributiva, por su parte, regula el reparto equitativo de bienes y cargas en la sociedad; la injusticia está en que el reparto no se haga teniendo en cuenta las necesidades y los méritos de cada uno. En la actualidad esta justicia distributiva se denomina justicia social, y los criterios actuales de distribución, o redistribución, de la riqueza constituyen el verdadero núcleo de la problemática y la política social, que ha de concordar en lo posible la libertad con la igualdad.

Tomás de Aquino, inspirado en las ideas de Aristóteles, aunque diferenciando la sociedad de su época con la sociedad antigua en donde Aristóteles dio cuerpo a su pensamiento, formula un planteamiento de una sociedad democrática, la cual tienda a disminuir las desigualdades legales existentes, que darían derecho a una distribución más equitativa.

El término justicia, intentando definirlo en su contexto universal, es de difícil acepción concreta, dado la multiplicidad de significados que se extienden desde el ámbito religioso (justicia como «justificación» por la fe), al social (justicia legal, distributiva, social), al privado (justicia como virtud), al público e institucional (justicia como poder judicial).

Como concepto, el término justicia abarca los diversos enfoques con que se ha tratado a lo largo del tiempo, tendiendo a modelarse en una orientación social de lo justo: teoría de la justicia que viene a ser una teoría de la sociedad justa. En un sentido general, el término justicia se asocia a la actitud del hombre de vida moral recta, al hombre que llamamos «bueno».

Platón recurre al sentido de identidad de lo bueno para relacionar la justicia con el Bien: es justo el hombre que, bajo la idea del Bien, ordena su vida, igual como es justa la ciudad que, bajo la guía del gobernante que conoce el Bien, ordena a las clases que la componen al cumplimiento de su fin.

Por su parte Aristóteles, que de alguna manera encontró el puente entre lo justo y lo social, se refiere a la justicia como virtud; una virtud total, que engloba todas las demás virtudes éticas, y consiste en la observancia de la ley (justicia legal) y virtud parcial, que divide en justicia distributiva y correctiva o conmutativa. La primera regula la distribución de cargas y premios en la sociedad, y la segunda las relaciones personales. La justicia legal aristotélica se aleja de la idea platónica del Bien y se orienta, sin resonancias religiosas, al bien común de la sociedad.

Ulpiano, en el 223 d.C., define el derecho como el arte de lo bueno y de lo justo, enumera las características de este tipo de vida: vivir de forma honrosa y acreditada, no perjudicar a los demás y dar a cada uno lo suyo. Ya Tomás de Aquino, había expuesto en su filosofía escolástica medieval los fundamentos de una justicia legal (social) en la que la ley eterna esté amparada por una ley terrenal que tenga su espíritu y por ende su “don de justo”.

Las nuevas teorías sobre el derecho natural mantienen los dos aspectos básicos de la justicia, virtud social y virtud personal, en la razón humana, o en lo que se ha dado en llamar un orden natural que la razón humana acepta y entiende. En ambos casos, se mantiene el antiguo principio formal, expresado por Ulpiano y los Escolásticos, de que justicia es dar a cada uno lo que le es debido.

Las modernas teorías de la justicia se formulan en el campo de lo social, donde asumen en todo rigor una identidad con el término «equidad», el cual viene a ser la distribución de cargas y beneficios sociales, remitidas a la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, buscando la aplicación de la justicia, entendida como procedimiento judicial, así como la materialización de la ideologización de los criterios reales con que ha de procederse en la sociedad a la distribución de los bienes sociales.

La teoría de justicia de John Rawls y la de Norbert Nozick, parte de la noción de justicia distributiva que rechaza atenerse a criterios de distribución: justo es lo que se obtiene mediante una conducta legítima, y este autor hace de la libertad de elección uno de los fundamentos de la justicia.

Según Rawls, la idea de justicia, en el marco de la aplicación material de un contrato social, como fundamento de la sociedad, no es justa; lo «justo» sería que los ciudadanos, en una situación que denomina «la posición original», decidan mantener como principios fundamentales de la sociedad la igualdad básica de todos, así como la minimización de las diferencias que entre los diversos grupos sociales. Rawls sintetiza sus aportes en dos principios de la justicia: Primer principio: Cada persona ha de tener un derecho igual al más amplio sistema total de libertades básicas, compatible con un sistema similar de libertad para todos. Y segundo principio: Las desigualdades económicas y sociales han de ser estructuradas de manera que sean para: a) mayor beneficio de los menos aventajados, de acuerdo con un principio de ahorro justo, y b) unido a que los cargos y las funciones sean asequibles a todos, bajo condiciones de justa igualdad de oportunidades.

Los bienes sociales primarios, libertad, igualdad de oportunidades, renta, riqueza, y las bases de respeto mutuo, entre otros, han de ser distribuidos de un modo igual, a menos que una distribución desigual de uno o de todos estos bienes redunde en beneficio de los menos aventajados.

Para mediados de los sesenta, del siglo XX, el auge de los movimientos por los derechos civiles y del feminismo, así como un mayor interés por los problemas de los países en vías de desarrollo, fueron un buen síntoma para una mayor atención a las desigualdades y a lo que se empezó a denominar, ya a título formal, como justicia social.

La justicia social consiste entonces en la armonía entre las distintas clases de la sociedad. El estado ideal de una mente sana en un cuerpo sano requiere que el intelecto controle los deseos y las pasiones, así como el estado ideal de la sociedad requiere que los individuos más sabios controlen a las masas buscadoras de placer. Para Platón, la verdad, la belleza y la justicia coinciden en la idea del bien. Por lo tanto, el arte que expresa los valores morales es el mejor. Los justo es lo que nos permite reaccionar en razón de un colectivo, no en razón de una individualidad.

Esto nos lleva a retratar el valor real del concepto de justicia en el ámbito de la Sociedad venezolana. ¿Podemos hablar de una justicia social en el sistema institucional del aparato Estado? Es una gran incógnita, puesto que para muchos las ideas acá plasmadas, reminiscencia de destacados autores y autoridades en el área, no son más que pura teoría, puro “bla-bla”, no tiene trascendencia. Y ciertamente no están equivocados, dado que el recurso económico es lo que materializa en esta sociedad moderna el hecho social y lo justo, en virtud de que subsana una necesidad o una carencia social, pero mirar el asunto desde la simple apreciación materialista es como alimentarnos y no saber para qué lo estamos haciendo; peor aún, actuar simplemente porque otros actúan: ser manipulables. La justicia social no puede ser manipulada, ni producto de un entorno político de turno, tiene que ser un acto de conciencia, y es acá donde esta teoría que hoy expongo es válida, porque nos enseña, de manera pedagógica, de donde viene el asunto y qué premisas éticas y morales lo han de guiar en esas tumultuosas relaciones en Sociedad. La Justicia Social es un claro acercamiento a la Justicia real que requieren los pueblos para combatir la impunidad y el delito; la Justicia Social es Revolucionaria desde el mismo instante en que las normas y leyes son entendidas como peldaño para conservar la dignidad de los pueblos y por ende su libertad.


*.- ramonazocar@yahoo.com

Sobre El Critón de Platón a través de Sócrates

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El libro trata de que Sócrates esta en la cárcel y Critón unos de sus discípulos y amigos va a visitarlo y se lo encuentra dormido pero Critón no lo despierta porque a él, no le hubiese gustado que le despertasen siendo ésta es la razón que le da a Sócrates cuando se levanta.

Ya despierto Sócrates, Critón le dice que pronto, cuando venga el navío de Delos, será cuando muera pero, Sócrates, no se puso nervioso sino que se alegró por que sería la voluntad de los dioses y le agradeció que no le hubiese despertado ya que había tenido un sueño en le que se le acerca una mujer alta y le dice que pasado mañana llegará a los campos fértiles de Ptia.

Critón ve que Sócrates no hará nada para vivir e intenta convencerlo diciendo que si él muere, Critón, se verá afectado ya que ellos dos son muy amigos y la gente creerá que Critón habrá preferido el dinero a un amigo. Éste es le primer argumento que usa.

Sócrates le dice un pensamiento antidemocrático diciéndole que la opinión de la mayoría no debe de importar pero Critón usa su segundo argumento y le dice que sí, pues por eso Sócrates está en la cárcel y le pregunta por qué no quiere que sus amigos le ayuden a escapar y que si teme de que les ocurra algo, que no tema puesto que están dispuestos a correr riesgos mayores.

Sócrates le contesta que es por ellos y por otras razones por la que no quiere escapar. Puesto que en caso de que Sócrates dijese de escapar, sería desterrado y, Critón usa su tercer y cuarto argumento, respectivamente, diciéndole que no se preocupase de rehacer su vida fuera de Atenas, porque él, tenía deudos en Tesalia y también le dijo que si moría dejaba a sus hijos huérfanos. Sócrates le contesta diciendo que no lo iba a asustar igual que a un niño con pérdidas o con suplicios y las buenas opiniones las tenían los hombres de buen sentido y le puso el ejemplo de un gimnasta y de lo que pasaría si no hiciese caso a la alimentación que su entrenador le diese por que la gente la criticase y Critón le contestó que poco a poco se dañaría el cuerpo. Sócrates siguió diciendo que por eso no hacía caso a lo que la multitud dijese sino a la persona capaz de juzgar y, lo mismo que se decía antes, se daña con la injusticia y se fortalece con la justicia y no se podría vivir con un cuerpo dañado pero el poder de la multitud también podría matar y esto no haría que sus opiniones perdieran valor.

Sócrates le demuestra que prefiere morir a hacer injusticia y que si tenía alguna buena razón que se la dijese o sino que dejase de intentar convencerlo por que lo que le importaba era: que aprobase su conducta contra la idea de Critón y que le contestase a unas preguntas sinceramente, que no se debe pagar la injusticia con injusticia, que no se debe faltar a la palabra que uno de y, para que lo entienda mejor, personifica a las leyes y al estado y entabla un diálogo en el que éstos últimos dicen que si Sócrates se escapa, sería injusto y le haría daño a ellas y al estado puesto que las leyes son lo que lo sostiene y no se les debía hacer daño porque ellas, casaron a sus padres que fueron los que le concibieron y los que le dieron educación puesto que había leyes que trataban sobre los cuidados de los niños y, que por eso, Sócrates, le pertenecía y no podía hacer lo que quisiese porque era esclavo de ellas y había que honrar más a las leyes y al estado que a un padre o a una madre.
Sócrates las aceptó porque, en caso hubiera sido lo contrario, se habría podido marchar de Atenas y es más no la abandonó, nada mas para ir al istmo y no quería irse de allí porque podía irse a Tesalia y poder rehacer su vida, pero al aceptarlas, se comprometió a cumplirlas.

Sócrates comienza a dar respuesta a los argumentos, en voz de las leyes, que Critón le dio anteriormente sobre cómo sería su vida en Tesalia diciéndole que tendría mala fama ya que a inflingido la ley y respecto a sus hijos le dijo que algún día se lo podrían echar en cara el no haberse criado en Atenas o que Sócrates podía pensar de que sus hijos iban a estar mejor cuidados con él que con sus a amigos.

Sócrates dijo de nuevo en voz de las leyes que cuando él valla al Hades que allí expusiese su conducta y la justificase pero si moría dejaba la vida condenado injustamente y no por las leyes sino por los hombres, pero si haces lo contrario contradiciéndote y haciéndonos daño, pues estas siendo injusto, y no te querríamos nosotras ni las del hades y dijo Sócrates que por eso no podía hacer caso de Critón pues estaba comprometido y endeudado con las leyes y no quería ser injusto por eso decidió morir a ser injusto.

2.- Contexto histórico filosófico

Autor: Platón nació en el seno de una familia aristocrática en Atenas. De joven, tuvo ambiciones políticas pero se desilusionó con los gobernantes de Atenas. Más tarde se hizo discípulo de Sócrates, aceptó su filosofía y su forma dialéctica de debate: la obtención de la verdad mediante preguntas, respuestas y más preguntas.

En el año 387 Platón fundó en Atenas la Academia, institución a menudo considerada como la primera universidad europea. Ofrecía un amplio plan de estudios, que incluía materias como astronomía, biología, matemáticas, teoría política y filosofía. Aristóteles fue su alumno más destacado.

Sócrates: nació en el año 4 de la Olimpíada 77 (469 a d Cristo), en el día 6 del mes Targelión, era hijo de una mujer excelente que se llamó Fenarete. Esta había estado casada, en un matrimonio anterior, con un tal Queredemo, y con el cual había tenido un hijo llamado Patrocles. Al enviudar se casaría con el que fue padre de Sócrates, Sofronisco.

Sofronisco, el padre de Sócrates, era un escultor de taller que no trataba con los señores que constituían la aristocracia del pueblo. Sócrates era del demo de Alopece, barrio que estaba situado en el camino de Atenas al Pentélico, lo que explica que allí viviera, como otros del oficio de su padre.

Sócrates, nació de buena constitución, sano y fuerte, y no hay nada que diga que hubiese tenido alguna enfermedad en toda su vida. Desde pequeño le gustaba hacer ejercicios físicos.

Sócrates, aunque no emparentado con las clases adineradas de Atenas, pudo recibir educación. Fue a la escuela, donde recibió enseñanzas de la lectura de los poetas tradicionales, cálculo elemental, música y gimnasia. Esto último era fundamental con vistas al servicio militar.

Posiblemente fue la gran revolución del arte la que redujo a Sócrates a desencantarse de la tradición familiar.

Sócrates, que debió encontrar las nuevas alternativas demasiados individualistas y racionales, se dio prisa en dejar el cincel. Si había que teorizar para ejercer el oficio de cantero, bien se podía ampliar el horizonte de la teoría y dedicarse a la especulación filosófica, a la investigación de la verdad.

En su juventud, Sócrates debió recibir la educación normal de un ciudadano libre sin muchas ambiciones ni deseos de destacar en la vida económica o política de la ciudad. Poco más se sabe de su juventud

Al llegar a la Madurez de Sócrates tenemos que depender esencialmente de la multitud de anécdotas sobre esta parte de su vida. Tales anécdotas se refieren a los últimos años de la vida del maestro y, sucede que, además de hacernos pensar que Sócrates ni tuvo infancia ni juventud, si se las quitásemos nos quedaríamos en la ignorancia más completa sobre su vida.

En su madurez Sócrates se nos aparece, ante todo como un hombre moderado y solicitando de los atenienses también moderación, en una época proclive a excesivos entusiasmos y locuras colectivas. Fue esa moderación la que le permitió, según Jenofonte, liberarse de los terribles efectos de las pestes que asolarán Atenas, especialmente la de los años 430-426.

Sócrates, se nos aparece, como un hombre moderno y progresista frente a ideales agónicos de tipo homérico que, intentaban destapar algunos miembros de la “2ª sofística”. Si perdemos de vista esta perspectiva histórica y situamos a Sócrates en el contexto de ideas posteriores (sobre todo de tipo cristiano) acerca de las pasiones y su control, estaríamos interpretando muy desacertadamente el contenido real de las ideas de Sócrates sobre estos temas.

Además de hombre moderado y con control sobre sus pasiones, Sócrates se sintió muy unido a los avatares históricos, políticos y militares de su ciudad. Sócrates permanece fijo en Atenas y, frente a otros filósofos, viajeros incansables, él defenderá la necesidad de que la vida personal discurra al unísono con la de su amada Atenas, tanto para bien como para mal. Su carrera militar nos demuestra de modo claro este hecho.
Sabemos que Sócrates era también un hombre pobre, (aunque no de solemnidad) cuando muy posiblemente, podría, incluso con sus enseñanzas, como hacían los sofistas, hacerse rico. Pero en él (a pesar de los testimonios de los “peripatéticos” que nos lo presentan como usurero y deseoso de dinero) hallamos un ascético desprecio por las riquezas.

Critón: era uno de los mejores amigos de Sócrates que intenta convencerlo de que se escape y el único con el que habla en el fragmento de este libro

Atenas: es unas de las ciudades con mas historia del mundo y fue desarrollada entre los siglos ocho y siete antes de cristo, está situada en

ANÁLISIS

Se platea el problema de elegir entre el hacer el mal y vivir o hacer el bien y morir y a las consecuencias que contrae cada caso, por ejemplo, hacer le mal, por no cumplir la condena, las consecuencias serían que Sócrates, tendría que irse de Atenas y, que fuese donde fuese, lo iban a tratar como un incumplidor de leyes puesto que ha escapado y, al de hacer el bien, Sócrates moriría pero cumpliría las leyes, dado que esta comprometido a ello, y sus hijos se quedarían huérfanos

Otros problemas que se plantean son las argumentaciones que Critón da a Sócrates sobre lo que debería hacer y son como las que imagen tendría Critón al no haber ayudado a uno de sus mejores amigos, el que pasaría con sus hijos, el temor que podría tener Sócrates por sus amigos o qué ocurriría si lo desterraban y a todos estos argumentos Sócrates le encontraba alguna razón para invalidarlos y demostrarle a Critón que la ley está por encima de todo ya que es el estado y el estado lo es todo

El libro me ha gustado un poco porque es muy corto pero un poco difícil de entender porque algunos ejemplos no los entendía o algunas palabras antiguas pero la historia que cuenta ha estado bien.

Sócrates me pareció valiente y un poco cabezón por la decisión que tomo porque fue capaz de morir por no ser injusto, aunque ya le quedase poco tiempo para vivir porque tenía muchos años, pero murió del veneno, cumpliendo su condena y no escapando a ella como Critón hubiese querido que hiciera

Actividades para la próxima clase:

1.- Después de leer El Critón, contestar el cuestionario que encontrarán en el portal: http://www.paginasobrefilosofia.com/html/questio7.html; contesten las preguntan y se apliquen la calificación y me informan cuánto sacaron; y

2.- En una cartulina, tipo carta, dibujen (utilizando cualquier técnica) el escenario y los actores que intervienen en el diálogo El Critón; un ejercicio de imaginación de lo que ustedes visualizan en abstracto fue ese ambiente donde Sócrates y Critón dialogaron. Tendrán un 10% de valor estas actividades.