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Información:Se pasa un año entero leyendo el diccionario
Quevedo decía que "el exceso es el veneno de la razón". Ammon Shea lo ha comprobado. Pensaba que si conseguía leerse los 20 volúmenes del Oxford English Dictionary tendría más vocabulario y mejor conversación. Creía que digerir el significado de 59 millones de palabras en un año le convertiría en alguien brillante.
Pero confiesa que su inmersión en el mundo de las definiciones le provocó terribles dificultades para relacionarse con los demás, dolor de espalda, problemas de vista y jaquecas.
"Tenía tal profusión de palabras en la cabeza que acabé tartamudeando y buscando cómo nombrar el pan, la leche o los zapatos", declaró en la CBS.
Los efectos secundarios de la lectura de 21.370 páginas en letra pequeña pueden ser horribles. Shea, que trabajó en una empresa de mudanzas y como gondolero antes de coleccionar vocablos, lo cuenta en el libro que publicó en Estados Unidos en verano y que llega al Reino Unido el 16 de octubre.
Reading the OED es un compendio de los términos más exóticos que encontró y un diario de lectura en el que desvela los momentos más oscuros de su titánica lectura. "Hay días en los que tengo la sensación de no hablar inglés", escribe. "Es como tratar de recordar todos los árboles que ves a través de la ventana de un tren", continua.
A pesar de la experiencia, Shea, de 37 años, sigue pensando que "un diccionario tiene las mismas cualidades que cualquier otro buen libro, sólo que en un orden diferente". Tal vez porque convive con unos 1.000 en el apartamento que comparte con su novia, lexicógrafa y profesora de psicología.
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