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Woody Allen sólo confía en quien respeta sus chistes Eric Lax recopila 30 años de charlas con el cineasta
En la pantalla, la verborrea de Woody Allen es legendaria. También fuera de las salas, el neoyorquino, que en diciembre cumple 73 años, tiene en ocasiones una labia imparable bajo esa apariencia tímida. De ahí, el orgullo del escritor Eric Lax, que se considera "el hombre más afortunado" después de proclamarse como "el que más habla con Woody Allen". Desde que se conocieron en 1971 han charlado de todo. Primero para un artículo que nunca salió publicado, y luego como parte de una "amistad profesional" que dura 37 años, dos biografías y ahora un nuevo volumen: Conversaciones con Woody Allen (Editorial Lumen).
"La ventaja de mi trabajo es que transcurre en tiempo real. No es alguien recordando su obra, sino un álbum con instantáneas de cada momento, la imagen más certera de quién es Woody Allen". Más que fanfarronería, sus palabras destilan orgullo. Lax ha escrito otras piezas biográficas sobre Paul Newman o Humphrey Bogart, pero nunca con el acceso que tuvo a Allen. Y todo porque, como le dijo el cineasta después de su primera entrevista, había sabido respetar sus chistes. "En periodismo como en la comedia, el momento lo es todo", explica el escritor. Por eso, en su nuevo libro sobre Allen se aferra al momento echando mano de más de cien horas de conversación a lo largo de cuatro décadas y mezcla lo que el autor dijo en su momento y lo que dice ahora. El libro tampoco respeta la cronología: agrupa los temas en siete grandes apartados relacionados con el proceso de hacer cine como "la idea" o "el montaje". "He querido ser muy fiel al título de la obra, sus filmes, el cine y su realización", aclara.
Entonces, después de tantas horas, ¿quién es Woody Allen? "No es el que ves en la pantalla", dice. "Es una persona muy trabajadora, con una gran disciplina, capaz de sentarse en una habitación a escribir en las peores circunstancias, un artista entregado a su visión y que, como dice, si a la gente no le gusta, ya les gustará la siguiente". En sus conversaciones con Lax, Allen descubre que sus películas preferidas son La rosa púrpura de El Cairo, Match point y Maridos y mujeres, seguidas de cerca por Recuerdos y Zelig.
Lo que el lector apenas encontrará en las páginas del libro son referencias directas al escándalo que protagonizó al separarse de Mía Farrow para iniciar su actual relación con Soon-Yi Previn, hija adoptiva de su ex pareja. "Ya lo traté en su biografía y distraía al lector del propósito de este libro, sin aportar nada nuevo", fulmina el escritor.
Lax recurre al propio Allen para explicar por qué es un creador tan querido fuera de Estados Unidos: "Woody siempre dice: 'la gente que me acusa de odiar Hollywood está en un error. No se dan cuenta de que mi visión de Nueva York está basada en esas sofisticadas películas en blanco y negro de la década de los treinta y cuarenta. Por eso cuando van a Nueva York, no encuentran lo que buscan porque sólo existió en el cine".
Opiniones de un neoyorquino
- Genio. "No hablaría de genio, pero sí es cierto que a veces me vienen destellos de inspiración. Por algún motivo se me ocurren ideas cómicas".
- Sueños. "Cuando iba al psicoanalista sí recordaba los sueños y hacía un esfuerzo por no olvidarlos. Lo dejé cuando vi que su interpretación no servía de nada... a menos que seas un faraón".
- Ducha. "La ducha me sienta de maravilla, sobre todo cuando hace frío. Me meto en ella en busca de inspiración. Así que me quedo allí, bajo el agua caliente, pensando en posibles ideas o dándoles vueltas".
- Géneros. "Me interesa el cine más sensiblero. Todos esos filmes dramáticos de Bergman y Antonioni. Ellos sí que saben crear un buen clima. Los directores serios son los que mejor se lo pasan. El cine que busca la belleza es sin risas".
- Escritura. "Lo hago a mano, y luego con la máquina de escribir de toda la vida. Lo hago yo porque nadie entiende mi letra".
- Actrices. "Scarlett Johansson es muy sensual. Y cada vez que digo algo, me supera [...]. Al principio Diane Keaton no me atraía. Lo curioso es que no rodamos juntos hasta que rompimos".
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