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"La Sociedad de la Ignorancia y otros ensayos"

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Por:
Juan José de Haro /http://juanjo.posterous.com/comentario-a-la-sociedad-de-la-ignorancia-y-o

Acabo de leer el opúsculo: La sociedad de la Ignorancia y otros ensayos. Escrito por Antoni Brey, Daniel Inneraty y Gonzçal Mayos, postulan que la pretendida sociedad del conocimiento no es en realidad más que una sociedad de la ignorancia. El libro ayuda a la reflexión profunda sobre el conocimiento, así como a ser conscientes de nuestra relación entre la sociedad y el conocimiento. Es una obra que recomiendo encarecidamente para reflexionar sobre la sociedad del conocimiento.

Es indudable que las ideas contenidas en el opúsculo requieren de reflexiones mucho más amplias y profundas que las que voy a realizar, pero hay algunas de ellas que me han asaltado la mente nada más leerlas y sobre ellas voy a decir unas pocas cosas.

El libro en general deja un regusto apocalíptico y amargo a quien lo lee. Según sus autores la cultura se está perdiendo, cada vez hay más expertos y "masa" en detrimento del auténtico conocimiento que implica tener una visión amplia del mundo que nos rodea, lo que permite conocerlo en profundidad. El exceso de información de la sociedad en red crea la imposibilidad de estar al día en cualquier disciplina y sólo los expertos pueden saber algo de un campo que es tan especializado que el efecto es del de mantenerlos al margen del resto de la sociedad.

Esta visión me parece demasiado subjetiva y parece la impresión que obtiene uno que se acerca desde el mundo anterior a la Segunda Edad Contemporánea (como llaman, creo que muy acertadamente, a la era que se está gestando) a esta nueva época de la información y el conocimiento.
Es la idea que tendría alguien que se aproxima a las nuevas formas de comunicación desde un mundo donde todo estaba escrito y catalogado en los libros y en determinadas personas de vasta cultura y saber enciclopédico, auténticas autoridades del saber. Las fuentes de información actuales, casi infinitas, producen una angustia en la persona debido a la imposibilidad de abarcarlo todo. Esta angustia lleva a la nostalgia de los tiempos donde todo lo que se sabía estaba claro, bastaba con consultar unas pocas fuentes autorizadas y se sabía con exactitud el conocimiento que existía sobre aquello que interesaba. Ahora es incluso difícil saber el estado del conocimiento de determinadas áreas debido a que cambian con tal rapidez que los conocimientos adquiridos por un medio pueden haber quedado obsoletos por otro.

Ante estos hechos, que se dan por supuesto que son una consecuencia del mundo que hemos creado de forma involuntaria los seres humanos, el libro transmite la idea de que es algo negativo que nos lleva cada vez más a una ignorancia, desconocimiento e incultura (cada una de las 3 partes de las que consta el libro). Quizás los autores no se han parado a pensar lo suficiente en que el problema no es el de la sobreinformación actual, sino más bien el anterior, el tipo de conocimiento que existía hace 25 años. Donde se tenía una falsa ilusión del auténtico conocimiento y sabiduría que no era más que un profundo desconocimiento de la realidad.

La pretendida ignorancia puede ser un falso efecto debido al crecimiento exponencial de la información, ya que su volumen exagerado hace que la relación Volumen de información / Volumen de conocimiento tienda a infinito, lo que puede hacer parecer que el conocimiento está disminuyendo. Pero es sólo una impresión relativa, debido a la acumulación de información, lo que hace que cuando se compara la cultura al estilo antiguo (de carácter enciclopédico y multidisciplinar) ésta parece insignificante con respecto a lo que se tendría que haber asimilado hoy en día para ser equiparable.

Pero, el hecho de que el conocimiento sea con respecto a la información mucho más pequeño que en tiempos anteriores, ¿significa que caminamos hacia una cultura de la ignorancia? Quizás hablando en términos academicistas sea así, pero no en términos reales. El número de personas que actualmente tienen una cultura igual o más amplia que hace 100 años probablemente sea mucho mayor hoy que entonces. Lógicamente antes esta cultura abarcaba una gran parte del conocimiento del momento, dando la falsa ilusión de tener una visión general del mundo que les rodeaba. Pero la situación actual es mucho más realista que la de antaño, aunque el número de las personas que realmente saben sea mayor que antes, la impresión es que prácticamente no existen, debido al inmenso volumen de información que se dispone hoy en día.

La cantidad de información del universo no cambia a lo largo del tiempo. Este hecho tan simple es el que nos permite comprender mejor que la situación de la cultura en tiempos anteriores era totalmente irreal, y donde lo que sucede es que los límites del conocimiento humano se amplían hasta el punto de que el hombre se hace consciente de sus auténticas limitaciones cognitivas y de su propia pequeñez.

Podríamos definir el grado de conocimiento que tiene una una persona como la información que ha sido asimilada por un ser humano en particular dividida por la cantidad información existente en el universo:
Cantidad de conocimiento individual = Volumen de información asimilada / Volumen de información total
Esta división dará como resultado 1 cuando se está en posesión y se comprenda absolutamente todo lo que encierra nuestro universo (situación ideal, reservada únicamente a la deidad suprema) y dará como resultado 0 cuando no se conozca absolutamente nada.

El problema está en que la segunda cantidad se ha ido incrementando a lo largo del tiempo, no porque sea una cantidad variable (hemos dicho que la cantidad de información total existente es invariable) sino porque el hombre está ampliando sus límites de conocimiento y cada vez tiene una percepción más real de la auténtica naturaleza del mundo que nos rodea. Esto crea el efecto de que la cantidad de conocimiento está aparentemente disminuyendo, cuando no es así. En realidad la cantidad de información asimilada y comprendida por las personas también crece, pero a un ritmo muy inferior a la ampliación de los límites del conocimiento. Hace 500 años el mundo conocido en Europa era mucho más restringido de lo que lo fue tras el descubrimiento de América y se tenía la falsa impresión de que había mucho menos que explorar que lo que la realidad exigía. Algo parecido sucede con el conocimiento. Los horizontes se amplían a medida que pasa el tiempo y el hombre se siente cada vez más insignificante en relación al todo.

La visión nostálgica y negativa de la cultura, la sabiduría y el conocimiento no conduce a ningún lado. Es necesario conocer las características del conocimiento actual (mucho más rico, amplio y variado que antaño) para evitar caer en el derrotismo y saber reconducir la educación ante las nuevas necesidades.

1 comentarios:

Unknown dijo...

De acuerdo en los términos generales. En particular, para más precisión, habría que agregar en la fórmula el factor de deterioro del desarrollo humano que importa un sistema que tiende permanentemente a la concentración de todos los bienes cada vez en menos personas y a la exclusión de mayorías cada vez "más mayores" (lo que se manifiesta especialmente en tiempos como estos, y sobre todo en bienes como la educación). Un conocimiento que para su construcción prescinde sistemáticamente de la mayoría de sus recursos humanos, necesariamente se disminuye a sí mismo. Concuerdo en que esta no es una cuestión que se repare apelando a la nostalgia por tiempos supuestamente mejores...