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UNA RESPUESTA INTELIGENTE A MI “STEPHEN HAWKING ME DEJÓ PREOCUPADO”

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Por: Roberto Lavieri


Entiendo su preocupación por lo expresado por Stephen Hawking (me refiero al artículo de opinión “Stephen Hawking me dejó preocupado”, parecido en la red el 27 de abril del 2010, cuyo autor es Ramón E. Azócar A.), quien aparte de sus tendencias políticas que muchas veces se acercan tangencialmente a las de los eco-socialistas no es, sin duda, ningún diletante en nada de lo que expresa. Pero déjeme explicarle por qué no comparto sus apreciaciones.

Quizás estamos solos, lo que haría la vida en La Tierra algo excepcionalmente digno de ser conservado. Podría ser también que no lo estemos, aunque hay mucha controversia sobre la posibilidad de vida extraterrestre. De haberla, no hay elementos claros para pensar que no está basada en la química del ADN: nuestro planeta ha tenido suficiente tiempo como para ensayar otras posibilidades y no hay evidencias del éxito de otras secuencias en el propósito vital, sin embargo no podemos asegurar nada. Mucho más difícil que la existencia de algunas formas de vida es que existan otras civilizaciones conformadas por seres inteligentes, pero de existir, es muy poco probable que estén a la par nuestra en desarrollo tecnológico, 500 años de diferencia, por ejemplo, es demasiado en cuanto a tecnología, pero es un lapso de tiempo ínfimo en un proceso evolutivo que lleve la vida a la condición de producir seres inteligentes. De existir otros seres inteligentes, el razonamiento lógico lleva a pensar que deberían ser mucho más atrasados que nosotros o mucho más adelantados, siendo mucho más probable esto último, pues la vida lleva aquí unos 4000 millones de años, pero en muchos otros lugares podría llevar de 4500 millones a 5000 millones o aun algo más, si es que la vida puede surgir rápidamente después de consolidadas las condiciones mínimas para la vida en algún planeta, como parece que ocurrió en el nuestro.

De haber otros seres inteligentes por ahí, es muy poco probable que se parezcan a nosotros, la secuencia de casualidades que condujo a la humanidad es casi imposible que ocurra en otro lugar, pero algunas características nuestras o de algunas otras especies terrícolas podrían estar presentes en dichos seres, por ventajosas como para evolucionar a seres racionales: el sexo, indispensable para la diversidad genética conducente a necesarias mutaciones frecuentes (y luce práctico que sea de a dos, de a tres o más se pueden generar dificultades para la selección de individuos procreativos y resulta impráctico, aunque no es descartable la posibilidad); tendrían grandes cerebros y muy posiblemente sentidos como la vista en algún espectro y quizás otros sentidos como los nuestros, alguno más, alguno menos. Tendrían muy probablemente extremidades, más probablemente en mayor número que nosotros, que favorecieran su eficiente desplazamiento y manipulación de objetos, requisito importante para la evolución a especie dominante y posiblemente una forma corpórea adaptada al medio, aunque hay fuertes razones para pensar que es improbable que sean algo parecido a humanos verdes y chiquitos, como los marcianos de nuestras fantasías.

No podemos ya pasar desapercibidos; si hay seres más inteligentes que nosotros, nos detectarán tarde o temprano. La Tierra es, desde principios de los 90, un objeto estelar interesante: en ciertas frecuencias del espectro radioeléctrico somos más brillantes que el sol, y en pocos años seremos uno de los cuerpos más brillantes de la galaxia en dichas bandas. Nuestra evidencia viaja a la velocidad de la luz en forma de ondas de radio y televisión, y no podemos echarla hacia atrás. Cualquier civilización inteligente que haya desarrollado al menos la radioastronomía o alguna otra técnica superior, sabrá que la radiación observada en nuestro sistema solar no tiene otra explicación física que la de estar siendo producida por seres vivos relativamente inteligentes.

Por las mismas razones, una civilización avanzada debe haber desarrollado la comunicación radioeléctrica hace mucho y sus planetas serían muy brillantes, tanto como para detectarlos si están relativamente cerca de nosotros. De acuerdo a este razonamiento, si existen están muy lejos o han desarrollado otras formas más sofisticadas de comunicación a distancia. Pero aun así deberían haber desarrollado métodos para captarnos, porque la radiación radioeléctrica es normal y digna de estudio para entender el universo, es casi fundamental. Algún estudio del efecto Doppler o algo más sofisticado les indicaría que tal radiación no se produce en nuestro sol, sino en un pequeño planeta que gira en torno al mismo a una distancia propicia para temperaturas adecuadas para la vida basada en ADN. Si estuvieran cerca de nosotros, digamos a menos de 100 años luz, cosa que no parece probable porque posiblemente los habríamos detectado nosotros, podrán tener la posibilidad de visitarnos, pues si fueran tan sólo un poco más avanzados que los seres humanos, la posibilidad de viajes interestelares a estrellas cercanas no es nada descartable. Analizarán las anormales emisiones de ondas, y aun si son sólo un poco más avanzados que nosotros, podrán filtrarlas del ruido solar. Por el patrón y las diferencias en la magnitud de las emisiones, sabrán que el día aquí tiene el equivalente a unas 24 horas nuestras, y pronto entenderán que las diferencias se deben a desigualdades en nuestras civilizaciones. Analizarán y filtrarán otras ondas del espectro de luz en la zona de la órbita terrestre, y descubrirán que hay agua en abundancia. La alta concentración de oxígeno les dirá que hay vida abundante aquí, y un análisis espectral atmosférico les dará pistas sobre el sistema ecológico nuestro. Sabrán inmediatamente que algunas especies terrestres son muy abundantes, por la fuerte raya de metano en el espectro. Les costará bastante entender nuestros extraños patrones de emisión, pero con ayuda de sus razonablemente supuestas supercomputadoras podrán diferenciar ondas, escuchar o decodificar emisiones de radio y TV. También con ayuda cibernética podrán entender que hay muchos idiomas, pero mediante asociación de patrones a imágenes televisivas y textos e imágenes de Internet y con ayuda de supercomputadoras podrán entender, al menos a modo grueso, lo que se dice y se ve (nosotros casi podríamos hacerlo, una civilización más avanzada no tendría problemas).. Aquí viene la pena ajena: verán los noticieros de TV y LOS ENTENDERAN, sabrán de nuestras guerras, de muchos de nuestros infames sistemas políticos, de nuestras estupideces y del atentado ecológico suicida de nuestra especie. Buscando patrones muy repetitivos en muchas emisiones provenientes de distintos puntos, tengo el razonable temor que la imagen de G.W.Bush, cuando llegue, no pasará por debajo de la mesa. Comprenderán quién es, o era, y entenderán lo que dice y se dice de él y finalmente la conclusión a la que llegarán, tras un análisis global y comparativo, es perfectamente previsible: “Si este sujeto es o fue el líder (-por lo demás electo de alguna manera-) del grupo dominante -a nivel imperial- de la especie dominante -también a niveles imperiales allá-, no debe haber vida inteligente en ese planeta”.

Usted quizás estará ya, al igual que Stephen Hawking, aterrorizado pensando que prepararán planes para invadirnos, como es costumbre hacer aquí con los pueblos considerados “muy inferiores”. Que se apoderarán de nuestros hábitats y los considerarán de su propiedad, como hacemos aquí con las poblaciones de humanos, animales y plantas “menos avanzados”. Que contaminarán nuestro planeta produciendo vainas tóxicas para el único “provecho relativo” de algunos de ellos, como hacemos nosotros los humanos. Que nos pondrán en zoológicos o nos llevarán a circos sádicos, algo así como nuestras corridas de toros. Podría al menos pensar usted que nos criarán en minúsculas jaulas y nos impedirán el movimiento y nos atiborrarán de algún alimento ligado con mierda para engordarnos, algo así como hacemos con nuestros pollos y gallinas a las que quebramos las patas y les ponemos música a todo volumen y luces altas día y noche para que no puedan dormir y se dediquen tan sólo a enloquecer, crecer y llenarse de grasa rápidamente. Si usted de verdad cree que esto puede suceder, creo que debe pensar un poco más dos de las premisas fundamentales que establecimos como hipótesis o que deducimos razonablemente: 1.-) Deben estar muy lejos y no pueden llegar pronto. 2.-) son extraterrestres y MÁS AVANZADOS QUE NOSOTROS. Aun si pudieran comernos, cosa altamente improbable, creo no harían tal cosa y nos dejarían en paz, o al menos nos tratarían con el mínimo respeto necesario para que preservemos, en lo posible, nuestra dignidad, y le explicaré mis razones. Tenemos, por lo demás, armas y actitudes muy agresivas que significarían siempre un peligro para ellos, aun siendo avanzados. Nosotros, sin ir muy lejos, nos cuidamos todavía de una araña viuda negra o de alguna medusa. Pero sobre todo, si esos seres son más avanzados que nosotros y LOGRARON SOBREVIVIR, deben haber entendido ya, por una fuerte convicción ecologista producto del análisis profundo que resultaría natural a su propia evolución, o quizás por amargas experiencias a lo largo de su historia, que toda forma de vida merece un mínimo de respeto y que, en líneas generales, la vida es una deliciosa melodía en el Cosmos y que con ella, mi querido amigo, no se juega.

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