"Las cloacas del Estado paquistaní están detrás de los atentados de Bombay"
Por: EDUARDO SUÁREZ
LONDRES.- Cualquiera diría que es una paradoja venir a hablar de terrorismo a este recodo apacible del barrio londinense de Lambeth, al otro lado del Támesis, donde no llegan los claxon ni el humo de los coches y donde vive, estudia y escribe Michael Burleigh। Un pensamiento que se revela peregrino apenas nos desvela el secreto del vecindario.
-¿Ve usted esa puerta roja? Ahí vive Jack Straw. Ya ve, somos vecinos.
Burleigh apenas coincide con el ministro laborista una vez al año. En el centro de la plaza, cantando villancicos al calor de una chisporroteante hoguera. "El tipo se empeña en dirigir el coro, pero no sé por qué. ¡Está completamente sordo!", dice con sorna.
Él nunca lo reconocerá, pero Straw es probablemente una presencia beneficiosa en la vida de Burleigh. Al fin y al cabo, los escoltas, los policías merodeando y el coche oficial aportan una bocanada de realismo en un vecindario que, por lo demás, podría estar en el séptimo cielo. Por eso el vecino Straw revolotea involuntariamente esta mañana por la conversación, que se va deteniendo en distintos aspectos del terrorismo. En España, en Europa y en Oriente Próximo.
El motivo de la entrevista es Sangre y Rabia (Taurus, 2008), un libro minucioso que el autor define en el subtítulo como "una historia cultural del terrorismo". Es una obra prolija y documentada que se detiene en movimientos europeos como el IRA, ETA o la Baader-Meinhof alemana, pero también en el terreno movedizo del terrorismo islámico. Historiador y columnista habitual de diversos periódicos británicos, Burleigh ganó fama con sus libros sobre el III Reich y prestigio académico por Causas sagradas y Poder terrenal, dos obras sobre la relación entre religión y poder político en la historia reciente.
Burleigh es frío e irónico. Uno más en la nómina breve e infuyente del catolicismo británico. Fuma al tiempo que habla y sonríe sin sonreír. La primera pregunta es inevitable.
PREGUNTA.– ¿Por qué India y por qué Bombay?
RESPUESTA.– En primer lugar, porque India y Pakistán estaban iniciando un deshielo diplomático. En segundo lugar, porque a los terroristas les interesa dejar tocado al Partido del Congreso, que gobierna en India y es percibido por la ciudadanía como una formación no lo suficientemente fuerte en la lucha contra el terrorismo. O al menos más débil que los opositores del partido nacionalista hindú BJP. En los últimos meses, el Partido del Congreso ha mantenido conversaciones sobre terrorismo con los paquistaníes y eso ha puesto en una situación muy difícil a los islamistas que operan en la frontera afgana.
P.– ¿En qué sentido?
R.– Supongo que creen que si el Partido del Congreso echa mano de una retórica más dura, el Ejército paquistaní decidirá retirar efectivos de la frontera afgana y volverlos a desplegar en la región en disputa de Cachemira o en cualquier otro punto de la frontera con India. Por eso el ataque a Bombay es un movimiento con una dimensión estratégica. Y luego está por supuesto la voluntad de dañar la prosperidad económica del país, porque Bombay es un importante centro turístico y financiero.
Michael Burleigh en su casa del barrio londinense de Lambeth. (Foto: M. A. Fonta)
P.– Es un modus operandi nuevo y aterrador...
R.– Desde luego. Hay algo que evoca el ataque a Luxor en los años 90, con un comando abatiendo indiscriminadamente a turistas. Pero también hay reminiscencias de la forma de actuar de los piratas somalíes. Ya sabe, el comando desembarcó en Bombay a bordo de unas barcazas. Y da la impresión de que eran todos paquistaníes, miembros de algún grupo islamista. Probablemente también tenían conexiones con Al Qaeda.
P.– ¿Cree que podría suceder algo parecido en una ciudad europea?
R.– Creo que no. Básicamente porque sería difícil para cualquier comando acumular semejante arsenal de armas en una ciudad como Londres o Madrid. Quizá sobornando a alguien que esté al cargo de polvorines del Ejército, pero parece improbable. De todas formas, hay algo que debería hacernos reflexionar. Y es que no hay ni en Londres ni en ninguna ciudad de Europa un cuerpo con un nivel adecuado de formación y de armamento para afrontar aquí un atentado como el de Bombay. Hay quien dirá que el Ejército, pero no tenemos ejército en Londres, más allá de los soldados que están desplegados al lado de Buckingham Palace. En mi opinión, se trataría de coger un cierto número de policías bien armados y luego entrenarlos para una violencia muy diferente.
P.- Quiere decir como la de Bombay.
R.- Sí. Hasta ahora los atentados en India habían sido muy diferentes. La mayoría eran aficionados que dejaban una mochila en un tren o ponían un coche bomba. Los terroristas de Bombay, sin embargo, estaban preparados para morir y matar y tenían la formación básica de un soldado de infantería. Es algo que se puede apreciar en las imágenes. Avanzan en grupos de dos y mientras uno carga el fusil, el otro dispara. Y no dispara al azar. Se toma su tiempo.
P.- ¿Qué le parece la reacción del Gobierno indio, culpando al Gobierno paquistaní?
R.- Yo estoy seguro de que los culpables están en Pakistán.
P.- En Pakistán sí, claro. Pero la cosa cambia si son el Estado o elementos del Estado los que están detrás.
R.- Desde luego. Y muchas veces se han encontrado vínculos entre los atentados cometidos en territorio indio y las cloacas del Estado paquistaní. Ocurrió en el ataque al Parlamento indio en Nueva Delhi. No lo digo yo. Lo dijeron entonces los americanos.
P.- O sea, que a usted no le sorprendería.
R.- ¿Qué el Gobierno paquistaní estuviera detrás de los atentados?
P.- El Estado paquistaní, diría yo.
R.- Estado es una palabra más adecuada, sí. Y no, no me sorprendería que elementos del Estado paquistaní estuvieran detrás.
P.- ¿Cree que Pakistán sobrevivirá como país a la caída del presidente Musharraf?
R.- Lo único que mantiene unido a Pakistán son dos cosas: el Ejército y el Islam. El problema ahora para el país es que el Gobierno no controla los territorios fronterizos del Noroeste. Es una situación que creó el Imperio británico, que al no poder pacificar la zona decidió resolver el asunto a base de tratos sucios con los jefes tribales. Son lugares a los que ni el imperio ni el Estado paquistaní han llegado nunca y donde la frontera con Afganistán sencillamente no existe.
P.- ¿Y usted cree que el presidente Zardari va a ser más o menos duro que Musharraf con los islamistas?
R.- Hasta ahora ha sido muy colaborador. El Ejército paquistaní ha llevado a cabo operaciones muy complejas en los últimos meses. Y eso a pesar de que tiene un problema. Que los americanos han decidido llevar a cabo asesinatos de objetivos concretos y por control remoto. Asesinatos en los que muchas veces mueren civiles, casi siempre porque los terroristas los usan como escudos humanos, y que provocan un gran enfado entre los paquistaníes.
P.- ¿Y usted cree que esos asesinatos por control remoto son útiles?
R.- Los israelíes dicen que sí y yo me lo creo. Ellos te explican que cuando matan a los hombres clave de Hamas o Hizbulá la organización tarda un tiempo en encontrar a personas que puedan fabricar las bombas y tomar decisiones.
P.- ¿Cotiza el terrorismo islamista al alza o a la baja?
R.- Los islamistas son como un cáncer en metástasis. En Irak han sufrido una derrota terrible. Enviaron allí a cientos de terroristas a luchar en la madre de todas las batallas y han perdido. Por eso desarrollan ahora frentes nuevos en Africa. Países como Somalia, Malí o Mauritania. Y luego están los musulmanes europeos. Aquí en el Reino Unido hay alrededor de 3.000 personas preparadas para inmolarse.
P.- Cosas como Guantánamo no ayudan en la lucha como el terrorismo...
R.- Por supuesto que no. En mi opinión, el capital moral fluye más o menos como el financiero y después del 11-S Occidente tenía una enorme cantidad de capital moral en sus arcas. Cosas como Guantánamo, Abu Ghraib o los vuelos de la CIA han hecho que merme sobremanera ese capital. Y eso a pesar de que ninguna de las tres cosas son lo que la izquierda europea ha dicho de ellas. Por el amor de Dios, sólo un imbécil puede decir que Guantánamo es la repetición del Gulag.
P.- Pero hay gobiernos europeos hipócritas. Gobiernos que denuncian Guantánamo y por debajo de la mesa dan cobijo a los vuelos de la CIA.
R.- Desde luego. Uno tiene que ser muy ingenuo para creer que los gobiernos europeos no sabían nada de los vuelos de la CIA.
P.- ¿Fue la Guerra de Irak leña perjudicial para la lucha contra el terrorismo?
R.- No lo creo. En mi opinión, lo que hizo fue crear otra excusa para el victimismo musulmán. La gran ironía es que los grupos terroristas no los dirigen intelectuales sino personas que no saben nada del mundo y de sus complejidades. Gente muy mal formada con obsesiones como la de la cruzada sionista. En Indonesia, por ejemplo, no hay judíos pero los terroristas han creado la figura del sionismo chino. ¿Por qué? Porque hay una comunidad importante de hombres de negocios chinos. Los terroristas viven en un mundo muy fantasioso.
P.- ¿Cómo valora los años de Gobierno de Aznar?
R.- Muy positivamente. Puso a ETA contra las cuerdas sin romper la ley y elevó enormemente el perfil internacional de España. De repente nos dimos cuenta de que vivíamos en un mundo en el que la opinión de los españoles o la de los polacos contaba más que la de los alemanes. Se puede decir que Aznar puso a España en el mapa en la misma medida que Zapatero, con su indiferencia hacia el exterior, la ha acabado sacando de él.
P.- ¿Conoce el proyecto de la Alianza de civilizaciones?
R.- Sí y es una idiotez. Lo sé por experiencia. Estuve en uno de esos coloquios organizados por la Fundación Atman. Estaban todos los profesionales. El rabino profesional, el imam profesional, el cardenal profesional... Los vi a todos y pensé: "Qué derroche más estúpido de tiempo y de dinero". En mi opinión, el camino no es la Alianza de Civilizaciones sino la Unión Mediterránea de Sarkozy. Ha logrado que israelíes, libios y todo el mundo se sienten en la misma mesa. Y lo ha hecho en torno a temas muy simples. Por ejemplo, por qué no hay más peces en el Mediterráneo. El camino es la cooperación en asuntos sencillos entre occidentales y musulmanes y no esas charlas irrelevantes. Es absurdo hacer un análisis complejo de la ideología de los terroristas. Son personas iletradas que funcionan a base de eslóganes, no del pensamiento de los filósofos.
P.- ¿Cómo valora el proceso de paz en el Ulster?
R.- El resumen es sencillo: El IRA no logró sus objetivos. Entregaron sus armas y no lograron una Irlanda unida.
P.- ¿Cree que la lograrán en el futuro?
R.- No. La mayoría de la población quiere ser parte del Reino Unido y así debe ser hasta que eso cambie.
P.- ¿Y cuáles fueron las claves para que avanzara la paz en el Ulster?
R.- Hay cosas que no hay que olvidar. La primera, que el IRA perdió su guerra porque estaba completamente penetrado por la policía. Hasta el punto de que el encargado de descubrir a los topos británicos era un agente del MI5. La segunda, que muchos terroristas estaban en la cárcel, afrontando condenas muy largas. Hasta el punto de que los presos empezaron a presionar a los líderes. Algo así como: "Muy bien, Martin, Gerry, para vosotros está muy bien volar a EEUU y entrar en la Casa Blanca con vuestros trajes de Armani pero nosotros estamos aquí envejeciendo en prisión".
P.- O sea, que según usted con los terroristas es mejor ser duro que blando...
R.- Por supuesto. Ojo. Por otra parte siempre hay que dejarle al enemigo una salida honorable. Por muy horrible que sea lo que ha estado haciendo.
P.- ¿Y esa salida honorable incluye un precio político?
R.- ¿En el caso de ETA?
P.- En el caso de ETA.
R.- Por supuesto que no. ¿Qué más se les puede dar? Tienen el mayor grado de autonomía de Europa. Los franceses nunca les van a dar las tres que están en Francia. Y en cuanto a la lengua, la mayoría de la gente prefiera comunicarse en castellano. ¡Es un hecho! No tienen nada que hacer. La única incógnita por resolver con ETA es cuánta sangre más van a derramar. Porque la partida ya la han perdido.
P.- Una última curiosidad. ¿Qué le parece Obama?
R.- Muy bien. Yo lo apoyé. Era mucho mejor que McCain, un tipo errático y un poco histérico. Obama tiene hechuras de hombre de Estado y es un hombre mucho más apropiado para lo que se avecina porque la crisis obligará a EEUU a poner más énfasis en el multilateralismo y la diplomacia. Lo único que me preocupa es que le ocurra lo que a mi vecino, Jack Straw, que empezó a hablar con Irak de la mano de los franceses y los alemanes y tres años después todo sigue igual. Uno no debe olvidar que tienen detrás una cultura de 4.000 años. Lo que dice Obama de hablar con Irán sin condiciones está bien pero debe haber una amenaza implícita de sanciones realmente efectivas si eso no funciona.
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