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Jose Luis Garcia Sabrido, el medico que le salvo la vida a Fidel Castro

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Por Martin De Ambrosio

“Fidel está bien de salud y podría volver al poder; creo que no lo desea”

El especialista español, que fue convocado de urgencia a la isla en 2006 para atender al dirigente cubano, habló en exclusiva con PERFIL sobre el actual estado de salud de Castro. Si bien no quiso definir cuál fue la enfermedad que lo tuvo al borde de la muerte, contó detalles de cómo es como paciente. “Pregunta todo lo que se le va a hacer”, comentó. Igual que hace dos años, García Sabrido insistió en que Castro nunca tuvo cáncer y que hoy se encuentra en perfectas condiciones, haciendo una vida normal. Elogió a Obama pese a que el cubano llamó a no ilusionarse con el nuevo presidente norteamericano.

José Luis García Sabrido tiene el aspecto de un extra listo para filmar una película sobre la Guerra Civil española: flaco, muy serio, bigotes de la década de 1930, correctísimo al pronunciar el castellano de Madrid. Eso sí, por sus ideas, estaría del bando republicano, como su padre y su abuelo, quien colaborara nada menos que con la fundación del Partido Socialista Obrero Español (ver recuadro).

Desde hace décadas, García Sabrido simpatiza con la revolución cubana –a la que hoy le reclama cambios– que encabezó quien luego sería su paciente más eminente. Por eso, muchos no le creyeron cuando afirmó en diciembre de 2006, unos meses luego de la crisis de salud que estuvo a punto de matarlo, que Fidel Castro se estaba recuperando de “una enfermedad no maligna”. Descartaba así el cáncer de colon que, se sospechaba, podía tener. Pero nunca dio mayores detalles de cuál fue la enfermedad que lo obligó a dejar el poder en manos de su hermano Raúl.

No lo develará tampoco ahora, por razones de secreto médico, durante el extenso diálogo que mantuvo con PERFIL en la sede del centro porteño de la Obra Social del Personal de la Actividad del Turf, fundamental en su viaje al país: “Fidel Castro siempre fue muy celoso de su vida privada y por eso respetamos su derecho a la intimidad”, afirmó.

Sin embargo, sí dio abundantes detalles sobre el contexto de su recuperación. “Hoy, Fidel está muy bien, hace una vida normal y podría volver al poder si tuviera deseos. No tiene ningún impedimento de orden físico, o médico”, precisó.

—Entonces, Fidel Castro no tuvo cáncer.

—No tuvo cáncer, no, no. Los medios interesados en decir que un líder como el presidente Castro (sic) tenía una enfermedad terminal salieron a decir eso y yo simplemente informé que no era así. No me creyeron. Decían que yo retrasaba una noticia que tarde o temprano sucedería. Lo cierto es que hoy Fidel Castro sigue vivo y con una gran actividad. Esta semana, sin ir más lejos se dio a conocer una foto de un encuentro con un miembro de la Iglesia Ortodoxa rusa.

—¿Y de qué lo operaron?

—Fue operado de una enfermedad benigna que se complicó y que no revelaré. Imagine si su padre o su madre tienen un problema de salud que no quieren que se divulgue... Pero sí puedo decir que tuvo cirugías de urgencia reiteradas y con complicaciones.

—¿Cómo está ahora?

—Fidel está muy bien, no necesita mayores cuidados y hace una vida normal. Escribe a menudo sus Reflexiones del Comandante, que en general no están ligadas a la política diaria. Se ha convertido en una especie de filósofo de la política mundial.

—¿Podría volver al poder o tiene algún impedimento físico?

—Habría que preguntárselo a él, pero si renunció a postularse tal vez es que no esté interesado. Posiblemente, se encuentra en otra etapa de la vida, más reflexiva. Yo creo que él no desea volver. Cedió el poder a segundas líneas de funcionarios en quienes confía y con quiénes está muy satisfecho.

—¿Fue difícil como paciente?

—No ha sido mi paciente más difícil. Sí fue muy inquisitivo y con gran carácter pero disciplinado a los dictámenes médicos. He tenido otros casos de pacientes anónimos mucho más difíciles (esboza una sonrisa) que no aceptan que ciertas enfermedades requieren un alto grado de intervencionismo. Fidel es muy inquieto, siempre me preguntó con detalle qué íbamos a hacer, como hace con todo. Es el problema de tratar con una persona culta: pregunta, pregunta, pregunta y uno tiene que responder, responder, responder.

Conjugación. García Sabrido es jefe del Departamento de Cirugía General del Hospital Universitario Gregorio Marañón, perteneciente a la Complutense de Madrid. Si bien atender y salvarle la vida a Castro lo convirtió en mundialmente famoso, desde antes es una eminencia en tumores gastrointestinales y ha desarrollado diversas técnicas para resolver infecciones en la cavidad abdominal. En este viaje a la Argentina, combinará encuentros con sanitaristas, miembros de obras sociales y colegas. Además, brindará una conferencia magistral el próximo miércoles a las 19 en Rosario sobre su tema de innovación actual (la radioterapia y la quimioterapia intraoperativas, ver recuadro). Y no se privará de realizar algunas excursiones turísticas a las Cataratas y al Norte argentino.

Tampoco es Fidel el primer famoso que recurre a sus servicios: “No se imagina la cantidad de personas de los medios, la cultura y la política que he atendido”, dijo a este diario, con leve jactancia, entre ellos a su amigo, el bailarín Antonio Gades. Pero reivindicó que trata del mismo modo la vida “de un minero español o de Fidel”, a quien calificó como “el último hombre vivo de los que han marcado el siglo XX; más allá de sus postulados políticos ha sido un referente moral, que ha devuelto la autoestima al pueblo cubano”.

Más allá de los elogios, García Sabrido estima que es momento de introducir modificaciones en la Revolución. “Los propios cubanos y sus políticos saben que hay que hacer cambios dentro de la Revolución, manteniendo lo medular. Algunos ya están en práctica, como las reformas en el campo y la liberalización del comercio que lleva a cabo Raúl Castro.”

Pese a que el propio Fidel llamó a no ser ingenuos con Obama, él cree que el nuevo presidente norteamericano puede “llevar a un escenario más blando y empezar a negociar para que termine ese funesto bloqueo”.
Recuerdos del franquismo

El padre del futuro cirujano García Sabrido fue enrolado a los 19 años en el ejército republicano; luego de la derrota fue condenado a tres años de una especie de servicio militar y durante diez años tuvo que ir todas las semanas al cuartel de la Guardia Civil a reportarse. “Era una imposición ridícula”, recuerda hoy el niño que acompañaba asombrado a su padre a ese paseo obligatorio y a quien calificó como un hombre liberal, de izquierda, que no tuvo problemas en dejar ir a estudiar a Madrid desde el interior de La Mancha a sus tres hijas, para escándalo de la época.

“Ahora se trata de remover el franquismo, pero aún es un problema sensible, así que hay que hacerlo con paciencia y tranquilidad”, sostuvo el médico, en referencia a la exhumación de tumbas de víctimas de la represión franquista, que se estima en 150 mil. Sin embargo, criticó al juez Baltasar Garzón: “Llevado por su internacionalismo, habla de lesa humanidad, algo que desde lo estético puede quedar bien, pero no desde lo práctico porque casi no queda ningún ser vivo que haya participado de aquello”

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