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Poesía libro inédito ESPERANDO

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IDEARIO

(I)
Conmueve sentir tus ojos dilatados
romper el silencio
mientras intentas llorar…

Conmueve no entender
qué hechizo te hizo cambiar…
qué dolor te llama y te contagia…
qué universo te ensalma…
qué locura te brinda
dolor y libertad.

(II)

Tu me llamas azul
porque mi sonrisa esculpe
el infinito…
Me llamas azul
porque opaco la sensualidad
de tu alma
y convierto en luna
el corazón
y en mariposas
revoloteando
todo tu cuerpo…
Me llamas azul
porque sabes más que la llovizna
y te vistes en el escaparate
sigiloso de la distancia.

(III)

El único amor que se hace amor
es el amor mismo;
no amerita formas ni recetas;
no necesita de escritos y capullos;
el amor nace del detalle
y de la profundidad
de esos ojos cristalinos
que son tuyos…
El único amor que se hace amor
es el amor mismo
y allí donde la línea cruza
con diferentes caminos
desaparecen los señuelos
y se construye
un solo muro…

(IV)

Aprendí
a ver el asfalto y los edificios
del mismo tamaño…
lo que no encaja es tu corazón:
es tan inmenso y desafiante,
lloroso y aconjogado,
totalmente inseguro
que temo no soporte
la tristeza y el dolor…
tristeza de estar ausentes;
dolor por estar distantes;
temor de perderlo todo
en el abismo cotidiano
de la sociedad…

(V)

Alguien
tomó la sabana
que cubrían la talle
de tus muslos blancos…
la volvió polvo
para que se confundiera
con tus olores…

(VI)

El mundo va tornando
de infinito
las reglas de dolor
que te impongo
por mi causa…
No disimulo
la avaricia:
te quiero para mí
en cuerpo y alma;
no disimulo el calor de mi cuerpo:
sede ante ti como cascada…
no disimulo que el Universo
entero le quedó pequeño
a nuestra alborada:
se tiñen de luces los luceros
y absorbo todo de ti
y aún falta…



(VII)

¿Quién
ha conocido de amores
y distancia?
Salvo
mi tristeza
y mis manos mojadas,
todo cuanto conozco
se llama como tú…
Debe ser por lo profundo
de las flores
y por los sueños
de nuestra infancia…

¿Quién
ha conocido de amores
y distancia?
Pregúntaselo
al recuerdo de la amada
y siente su ternura
delatando
la arrogancia.

¿Quién
ha conocido de amores
y distancia?
El que haya visto
los naufragios
de los barcos que
volaban…


LA MORADA


Lejos de casa estuve largos años;
y ahora, ya a su puerta,
no me atrevía a abrirla, temerosa
de que un desconocido rostro me recibiera…

Emily Dickinson
(“Lejos de casa estuve largos años”, en Poemas, Madrid, Edit. Visor,1979:73)


La morada
es un manantial
derramado
en nuestra alma;
allí convergen sueños
y despertares;
allí se escribe tu nombre
cauterizando cualquier vestigio de olvido;
es la morada de nuestros besos,
el lugar común donde los cuerpos
se doblegan en calma;
el lugar común para comer nueces
y pintar estrellitas mimadas;
la morada no tiene paredes ni piedras
sólo tu nombre y los susurros de almohada;
la morada es el lugar de los cantares,
del idilio constante del que ama;
allí,
con los pies descalzos,
se entrecruzan las miradas
viviendo plenamente la suave piel
que se quema con el alba…

La morada
es el encuentro con lo conocido,
descubriendo en cada palmo del alma
el intenso sonido de la cama
cuando conquista
alboradas…

La morada
es nuestro campo de batalla
y en él no sólo sucumbimos…
nos construimos
el mañana.

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