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Juicios

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Veo con suma curiosidad que una anciana pide desaforadamente una limosna. Su cuerpo acusa algo así de setenta años y sus ojos revolotean en la incredulidad y en la intención de la alegría… ¿Quién es ella? ¿Por qué veo manifiesta una vitalidad de vida que mis años de joven no pueden ver…? ¿Será que el tiempo en ella empieza y el mío acaba de culminar? Estoy convencido en este espacio que he perdido mi noción de tiempo y he permitido hundirme desde adentro, mientras aquella viejecita está rejuveneciendo su alma.

Veo con curiosidad que la lucha por sobrevivir es más de espíritu que de carne…

(Escrito en Mérida-Venezuela, en diciembre de 1993)

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